martes, 9 de marzo de 2010

Miedo y Terror…

Hoy, como otros días recientes, he despertado con migraña. Tal vez debería preocuparme más de lo que hasta ahora lo he hecho pero el saber que suele ser un dolor condicionado hace que, en un mismo tiempo, me tranquilice y me ponga a meditar. Muchas pueden ser las causas de mi dolor de cabeza constante: mala alimentación, falta de ejercicio, estrés, alguna enfermedad oculta, tal vez una combinación de todas y más. Después de un tiempo de reflexión creo que otra posible causa es el miedo. No, más bien el terror. El miedo puede considerarse un mecanismo de defensa y es aceptable sentirlo en muchos escenarios. El terror es otra cosa. El terror, al igual que la migraña, se presenta de forma intensa, constante, no es posible controlarlo de fácil manera; sólo afecta una región de la cabeza pero deja afectado el resto del cuerpo.

Cuando siento terror la migraña aparece y no puedo dejar de pensar que están relacionados. No sé si este reconocimiento sirva para controlar mi dolor de cabeza pero al menos me ha ayudado con algunas conclusiones personales. El reconocer qué situaciones me dan miedo y cuáles me provocan terror debe servirme para encaminar mis pasos, para dictarme las futuras acciones a tomar.

 

Tengo miedo de caminar por el camino equivocado. Tengo terror de no tener una meta hacia dónde caminar.

Tengo miedo a correr riegos innecesarios. Tengo terror de no necesitar arriesgarme.

Tengo miedo a la burla y el ridículo. Tengo terror a no poder reírme de mí mismo.

Tengo miedo a sentir el rechazo ante un abrazo, un beso, una caricia. Tengo terror de ni siquiera intentarlo.

Tengo miedo a caer. Tengo terror a no intentar volar.

Tengo miedo a fracasar en el trabajo. Tengo terror a ser exitoso en la mediocridad.

Tengo miedo a lo desconocido. Tengo terror a no conocer más.

Tengo miedo a la muerte. Tengo terror a una vida vacía.

Tengo miedo a la tristeza. Tengo terror a la soledad.

Tengo miedo a ser mal hijo. Tengo terror a ser mal padre.

Tengo miedo a la oscuridad. Tengo terror a que mis prejuicios y actitudes no me dejen ver con claridad.

Tengo miedo de enfrentarme a mis enemigos. Tengo terror de no defender mis amigos.

Tengo miedo al dolor. Tengo terror a dejar de sentir.

Tengo miedo al recuerdo de mis errores. Tengo terror al olvido.

Tengo miedo a dejar de respirar. Tengo terror a dejar de suspirar.

Tengo miedo al terror. Tengo terror de no actuar ante el miedo.

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