domingo, 6 de septiembre de 2009

Día de Carrera


Hoy me aventuré a correr 10 Km en Ciudad Universitaria en un evento patrocinado, entre muchos, por una cadena de gimnasios que promueve lo que ellos llaman "el deporteísmo". Cuando me inscribí en la carrera, hace unas semanas, en realidad fue más por un error que por el deseo en sí de competir en ella. Les explico:

Recientemente, un compañero del trabajo empezó a correr de forma regular y, de hecho, había completado ya un par de carreras de 5 Km. Un día, en una conversación vía Chat, comenzó a pedirme tips y algún tipo de programa de entrenamiento para poder subir su distancia a 10 Km. En ese momento recordé aquellos tiempos en que yo mismo inicié un programa para correr por primera vez 10 Km y le di algunas sugerencias para lograrlo. La plática giró entonces en torno a tiempos en 5 y 10 Km cuando yo inicié. Fue entonces que soltó una pregunta inesperada para mí: ¿cuándo fue la última vez que corriste 10 Km? Fue necesario forzar algunas neuronas a moverse para que pudiera darme cuenta que había pasado más de 1 año sin que compitiera en esa distancia. Claro, tenía mis razones. El año pasado, al correr un medio maratón, me lastimé severamente la rodilla derecha. Pasé varios meses sin entrenar y mi deseo de volver a competir quedó mermado desde entonces.

Cabe aclarar que no es que no haya seguido entrenando ni compitiendo: Hace un par de meses corrí un medio maratón, pero el tipo de competencia y el entrenamiento son totalmente diferentes que para 10 Km. Muchos consideran los 10 Km como una carrera de fondo, aunque en realidad tiene varios elementos de una carrera de velocidad, y el entrenamiento debe enfocarse en ambos aspectos.

Mi compañero insistió en que debería meterme a una carrera de 10 Km y eso incluso le serviría a él como compromiso para seguir entrenando: si los 2 nos inscribíamos, tenía más probabilidad de continuar con sus entrenamientos y así poder correr juntos el día de la carrera. Así que acepté y tratamos de ponernos de acuerdo para ver cuál carrera elegir. A él le llamó la atención una en Ciudad Universitaria. Sentí que era mi obligación advertirle: las carreras en Ciudad Universitaria son muy pesadas por las subidas y bajadas en la ruta. Esto no pareció importarle así que decidimos que allí sería la carrera. Sin embargo, a la hora de inscribirme por Internet, consulté las carreras que tendrían lugar en CU y elegí la del día de hoy pensando que era la misma a la que mi compañero se refería. Cuál sería mi sorpresa al enterarme que él se había inscrito a una que se correrá en Octubre. Bueno, ya había pagado mi inscripción, así que lo más sensato era prepararme y correr lo mejor posible en la carrera que yo había elegido.

Así que allí estaba yo el día de hoy por la mañana, llegando al estacionamiento del Estadio Universitario poco antes de las 7 am. La temperatura era baja pero se sentía bastante humedad por la lluvia que duró casi todo el día de ayer. Mientras buscaba lugar para estacionarme comenzaron a llegar a mi cabeza los típicos pensamientos que la mayoría de los corredores tenemos antes de iniciar la carrera: ¿habrá sido suficiente y adecuada mi preparación? ¿resistiría las subidas y bajadas de la ruta? ¿podría mantenerme sin lesiones ocasionadas por el esfuerzo?

Decidí empezar a calentar sin preocuparme mucho por estos pensamientos mientras escuchaba todo lo que el animador/comentarista decía para animar el ambiente. A mi alrededor, hombres y mujeres de todas las edades. Todos ellos iniciando su propia rutina de calentamiento. Unos riendo, otros con rostro de concentración total. Había quienes iban acompañados, otros que íbamos solos. Poco a poco se acercó el momento y entramos a la formación. Ante nosotros, la entrada a la pista olímpica del Estadio. Conforme se acercaba la hora de salida (8 am), íbamos acercándonos a la mitad de la pista, desde donde partiríamos y, al final, a donde llegaríamos también. Se escucha el Himno Nacional que algunos de los corredores cantan y otros murmuran. Finalmente, el disparo de salida.

Después de la euforia inicial causada por el arranque, comienza la competencia. Es un ambiente especial: puede escucharse la lluvia de pisadas que golpean el pavimento y el coro de respiraciones profundas y jadeos provenientes de cada uno de los participantes. Hay gente ubicada en diferentes puntos de la ruta animándonos con porras y aplausos: “Falta poco, no se desanimen” “Vamos, corredores” “Sí se puede”.

Las subidas y bajadas comienzan a causar poco a poco estragos y conforme pasa el tiempo, la lluvia de pisadas comienza a parecer menos intensa, pero los jadeos aumentan en frecuencia y volumen. Sin embargo, al ir completando la distancia, y al tener a la vista nuevamente la entrada del Estadio Olímpico las energías vuelven al cuerpo nuevamente. Es un efecto que siempre ha llamado mi atención: No importa qué tan cansado te sientas, al visualizar la meta algo te impulsa a correr más rápido y vuelves a sentirte fuerte.

Así que, como todos, hice mi esfuerzo final y crucé la meta. Misión cumplida. Teniendo en cuenta mi última carrera en CU, mi tiempo mejoró. Mi rodilla no tuvo ningún problema y una enorme satisfacción se apoderó de mí. Lo había hecho: no era sólo el completar la carrera sino el sentir que, pese a todas las dificultades por las que había pasado, todavía podía sentirme competitivo. Todavía podía sentirme joven. 51 minutos con 6 segundos. Lugar 23 de mi categoría. Lugar 331 de mi rama. Lugar 370 general. Considerando que participamos unos 4,000 corredores, no estuvo mal.

Es importante para toda la gente tener logros, llámense carreras terminadas, días divertidos con familiares y amigos, reconocimientos laborales, trabajos bien hechos. Pero también es importante saber sobreponerse a las adversidades y a las malas experiencias para, poco a poco, convertirlas en retos y en nuevas oportunidades de éxito.

Las metas las ponemos nosotros. Y se requiere preparación también de nuestra parte. Pero las porras que escuchamos a lo largo de la carrera provienen de la gente desinteresada que te rodea y que simplemente quiere que no te detengas, quieren que cruces la meta pese al cansancio y a las condiciones de la ruta. A esas personas que están allí cada día motivando mi vivir... ¡Gracias!

No hay comentarios:

Publicar un comentario