domingo, 22 de noviembre de 2009

Aprendiendo...

Hay semanas que quedan marcadas en nuestras mentes por algún hecho en particular o, a veces, por la sucesión de coincidencias encontradas al paso de los días. Para mí, esta semana estuvo llena de pifias que, más que traerme problemas o molestias, me provocaron curiosidad y hasta diversión. Aunque fueron muchas las situaciones que puedo mencionar, me enfocaré sólo en unas cuantas.

Sin la menor duda, la que llamó más mi atención fue la ocasionada por una secuencia de correos que se originaron en forma masiva dentro de la empresa en la que trabajo. Todo inició de una forma sumamente inocente: alguien mandó un correo solicitando acceso a una herramienta. El problema fue que lo mandó a un grupo con varios cientos de integrantes. Se empezaron a generar todo tipo de respuestas interminables con respecto a esta solicitud. Gente que le contestaba a todos que no era la indicada para dar el acceso, gente que pedía ser retirada de la conversación y gente que se preguntaba por qué estaba incluida en ese grupo. Por supuesto, no fueron los únicos tipos de respuesta que se recibieron. Esto me hizo pensar en las personas que se atrevían a mandar un correo de respuesta a todo el mundo haciendo todavía más grande el problema. Definitivamente todas podían ser consideradas Spammers pero de diversos tipos. Después de revisar todos los correos que recibí me permito presentar la clasificación que hice sobre estos spammers. Aunque los mensajes fueron enviados en inglés, hago la traducción lo más apegada a los correos originales:

Spammer Host (el que origina la epidemia): ¿Me pueden dar acceso a esta herramienta?
Spammer Egocéntrico (cree que es el único en el grupo): Yo no soy el responsable de esta herramienta
Spammers Borregos (aquí se suman decenas): ¡Yo tampoco!
Spammer Cortado: ¡Sáquenme de esta conversación!
Spamners Borregos (nuevamente decenas): ¡A mí también!
Spammer Lógico: ¡Dejen de mandarme Spam!
Spammers Borregos: ¡A mí también!
Spammer Didáctico: Pueden generar una regla para mandar a Deleted Items todo lo que vaya a esta lista.
Spammer Geek: La nueva versión de Outlook incluye una nueva función para ignorar este tipo de conversaciones.
Spammer No Geek: ¿Cómo la activo? Sigo recibiendo correos.
Spammers Borregos: ¡Yo también! ¿Cómo se activa?
Spammer Geek 2: Les mando el procedimiento.
Spammers Borregos: ¡Gracias!
Spammer Veterano: Llevo 15 años en esta empresa y nunca había visto tan poca cultura de correo electrónico.
Spammer más veterano: Yo llevo 20 años y tampoco la había visto
Spammers Borregos: ¡Yo tampoco!
Spammer Experimentado: Sí, pasa una o dos veces al año con algún grupo de usuarios
Spammer Estadístico: Han pasado 4 horas desde que se mandó el primer correo y ya he recibido 326 mensajes de 293 personas. Eso da un promedio 1.36 mensajes por minuto sobre un tema que no le interesa a nadie.
Spammers Borregos: ¡A mí tampoco!
Spammer Ingenuo: Espero que esto ponga fin a esta conversación (mandando a todos a BCC)
Spammer de Acción Retardada: ¡Yo no puedo darte acceso!
Spammers Borregos: ¡Yo tampoco! ¿No lo entienden?
Spammer Host arrepentido: Disculpen por todo el Spam generado. Ya no me incluyan a la herramienta.
Spammers Borregos: ¡A mi tampoco!
Spammer Ignorante: ¿Para qué es esta herramienta? No sé por qué tengo acceso.
Spammers Borregos: ¡Yo tampoco!
Spammer Geek frustrado: No le cambien el subject a la conversación porque vuelvo a recibir los correos que ya había logrado bloquear.
Spammers Borregos: ¡Yo también!
Spammer Disléxico o que no habla inglés: "¡También, mi!"

Y no es que fueran todas las respuestas, pero por espacio y tiempo no las incluyo todas.
Sé que esto hubiera sacado de sus casillas a más de uno, pero yo preferí tener un poco de diversión a raíz de esta situación curiosa. Sobre todo porque se da dentro de una empresa que promueve la productividad a través de sus herramientas. En casa del herrero, azadón de palo.

Así como esta situación hubo otras que resultaron al final cómicas, como el envío de un mensaje indicando equivocadamente que era cumpleaños de un compañero (seguramente recibió más felicitaciones que su homónimo), un desyuno casi frustrado por apagar el celular tratando de no recibir llamadas indeseadas (afortunadamente el pago de mi café matutino me hizo notarlo). Incluso tuve situaciones en que, aún sin poder atenderlas de forma inmediata, lograron resolverse sin mayor intervención.

¿Qué determina que estas situaciones se conviertan en algo divertido en lugar de ser un dolor de cabeza? Aunque aquí podría mencionar varias teorías sobre la forma de ver los problemas, el vaso medio lleno o medio vacío, la actitud y cosas así, creo que, a final de cuentas, es la gente con la que las compartimos. Recibí innumerables bromas sobre los correos de spam, no dejamos de reirnos sobre la situación del compañero y su no-cumpleaños y en realidad disfruté muchísimo el desayuno que por poco me pierdo. Sin temor a equivocarme puedo decir que ninguna de estas situaciones hubieran siginificado nada de no haber sido por la gente con quienes las compartí.

Durante muchos años me dediqué a trabajar arduamente, cumpliendo con mis objetivos, esforzándome por ser el mejor en mi puesto. Muchas veces llegué a considerar que sólo yo podía arreglar ciertas situaciones y que dejarlas en manos de otros sería irresponsable. Lo único que conseguí fue tener menos tiempo para mí y para las cosas que me gustaban (poniendo mentalmente la idea que mi trabajo era lo que yo más disfrutaba). Y no es que no me guste mi trabajo, es sólo que me gusta más el poder compartir mis experiencias con la gente que quiero. Déjenme comentar algo adicional para tratar de explicar lo que pienso.

Siento mucha admiración por la gente que ha puesto mucho esfuerzo tratando de hacerme aprender algo. En especial por varios de los maestros que he tenido a lo largo de mi vida. Tal vez uno de los más importantes lo tuve cuando estudié la carrera y que, en cierta ocasión, nos recomendó una película. "Es una película realmente buena y que, quizás por yo ser maestro, me llegó de forma única, realmente se las recomendo", dijo al frente de toda la clase. "Se llama La Sociedad de los Poetas Muertos", concluyó. Por supuesto, habiendo sido recomendada por una persona admirable para mí, fue la película que decidí ver el siguiente fin de semana. Dentro de la historia que narra la película, había varios personajes que, curiosamente, podían tener la misma edad que yo tenía entonces. Había varias facetas en cada uno de ellos con las que llegué a identificarme, pero en especial hubo un personaje que definitivamente tenía mucho que ver conmigo. Un muchacho sumamente tímido, Todd, que se aventura a seguir a otros en la búsqueda por sentirse parte de algo, en la búsqueda, diría yo, por sentirse vivo. No es mi objetivo contar la trama de la película aquí pero muchas cosas tienen que ver con el tratar de disfrutar y aprovechar cada día que se vive (Carpe Diem), y que Todd entendió perfectamente sabiendo rendir tributo a sus compañeros y a sus maestros.

Hace muchos años que dejé mis estudios formales, pero aún existen muchas personas que siguen siendo maestros para mí día con día. Son todos aquellos que me enseñan a aprovechar y a disfrutar cada situación aunque al principio parezca incómoda o molesta. En esos casos, soy sólo un alumno tímido deseando poder aprender todo lo que ellos se esfuerzan por enseñarme. Puedo parecer, como uno de ellos comenta en su blog, "un alumno de utilería" a veces, que no interviene en el desarrollo de la clase, que se mueve el mismo ritmo de otros, que se ríe en el mismo momento que todos, pero que internamente está aprendiendo, tal vez más que los demás porque me interesa lo que tienen que decir. Por supuesto, llega un momento en que es necesario dejar de ser de "utilería" y convertirse uno mismo en maestro y así rendir tributo a quienes nos han mostrado parte de las vivencias que han tenido.

Escribir este blog es sólo parte de tratar de enseñar algo, aunque sean pequeños detalles. Es tratar de ofrecer respetuosamente un agradecimiento a la gente que me acompaña en mi vida. Tal vez mandándome algún mensaje al celular, haciéndome bromas sobre los correos de spam recibidos, invitándome a reuniones o simplemente compartiendo una plática ocasional. No sé si exista otra cosa que nos haga disfrutar cada actividad que hacemos. Compartirla con amigos es la mía.

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